jueves, 16 de julio de 2009

Palabras propias: Percepción.

Me ha resultado bastante difícil encontrar la inspiración para la siguiente entrada del blog, después de varias semanas reflexionando (claro, no fueron semanas continuas, era cada vez que me acordaba) mi mente empezó a divagar en el asunto de la percepción y como afecta esta a la filosofía de mi mundo, de mi pequeño fragmento del espejo de la realidad. La divagación fue tan deliciosamente satisfactoria que hoy quiero compartir, aunque sea un poco, de lo que mi cerebro me permita llamar de nuevo a mi memoria para ponerlo en palabras.

¿Que entendemos por percepción? Desde mi punto de vista percibir es sencillamente recibir información, puede ser de muchas fuentes, pero todo se resume a una relación cibernética con un emisor. En síntesis, nosotros recibimos la información de lemisor y en base a ello creamos una respuesta.

Esta respuesta puede ser de lo mas variada, por ejemplo, por nuestros ojos podemos observar un obstáculo mientras vamos caminando y cambiamos de dirección para evitarlo, otro ejemplo puede ser que a nuestros oídos llega un sonido semejante al de un golpe, lo analizamos y lo relacionamos con una puerta que se cerro por el viento. Con estos ejemplos quiero dar a entender que a través de una percepción podemos dar respuestas físicas, racionales o ambas a la vez y es a través de ellas que podemos interactuar con nuestro entorno.

La interacción que creamos a través de las percepciones con el entorno va mas allá de la simple manipulación, yo percibo algo y en base a ello altero mi entorno, es también una relación de aprehensión y definición, tomo una nueva percepción, la racionalizo y la agrego a mi definición de mundo. Es por medio de las percepciones que conocemos y poseemos nuestro mundo. La percepción es el principio de nuestra imagen de mundo.

Pero en este momento debemos plantearnos esta pregunta. ¿Qué tan seguras son nuestras percepciones? Para esta pregunta me tomare la libertad de dar mi respuesta personal: Lo suficientemente acertadas como para definir nuestro mundo, pero lo suficientemente erradas como para considerarlas mas verdaderas que las de las otras personas.

Es en este momento, en el que la percepción cambia a ser imagen, que surge uno de los conflictos mas violentos y antiguos del ser humano, la verdad. Todos a través de nuestra vida, sea larga o corta hemos creado nuestra imagen de la realidad, nuestro fragmento de espejo y somos como los hombres encadenados en la caverna que solo conocemos lo que nuestros sentidos nos han permitido. Si lo vemos desde esa perspectiva nos damos cuenta que nuestro concepto del universo es muy limitado pero, por mas limitado que sea, cuando nuestra realidad es contrariada por la realidad de otro nuestro instinto de conservación salta, es como si nuestros genes tuvieran en su programación una orden que nos hace querer estar en lo cierto.

Entonces ¿Es contra nuestro instinto no buscar la verdad? Si, como seres de una raza curiosa nuestra misma naturaleza desea el conocimiento, porque es a través del conocimiento que dominamos el mundo. Pero por otro lado ¿Debemos entonces luchar por tener la razón sobre otros? No, es contra el instinto enfrascarse en una lucha inútil y no hay nada mas inútil que estar seguros de algo que es tan relativo como la verdad. Las percepciones deben darnos una imagen de la realidad, nuestra imagen, pero debemos ver lo engañosos que son y el respeto que debemos guardar por la realidad de los demas.

Quiero llevar el tema hasta esta parte, es un tema muy amplio, pero esa misma amplitud hace que uno divague por otros temas diferentes, y antes de caer en la tentación de desviarme aun mas, deseo detenerme para poder retomarlo en otro momento. Antes de terminar con la entrada de hoy quiero dejarles una frase que se me vino en otra reflexión anidada dentro de la reflexión mayor.

“Un filósofo debe tener un poco de científico, un poco de místico y un poco de show man”

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